Hoy fuimos a ver Batman, no se que número, estaban las salas de cine a reventar, niños y adultos haciendo fila, palomitas en mano y cuanta comida que ofrecían en la dulcería.
La película, te llevaba por todos los estados anímicos, desde la tristeza hasta la esperanza de que el susodicho héroe salvara a toda la ciudad.
En nuestra vida diaria dejamos de ponerle atención a los héroes, no traen los millones de Hollywood en producción, así que son poco mencionados, o ¿Han escuchado en los noticieros actos heroicos? mencionan cuanto crimen hay en la ciudad y en el mundo, pero no nos cuentan como lo solucionaron, o lo dicen en unos segundos, así que te quedas con la duda del desenlace.
Recuerdo aquella maestra que puso a los niños a cantar, porque afuera del kinder había una balacera, conminó a los niños a jugar a acostarse, dirigiendo una canción.
Pero no necesitamos tremendos sucesos para llegar a ser héroes, es orientar a aquella persona que se acerca a tí buscando una dirección, o devolver el cambio que te dieron de más, dar un buen consejo, sin esperar que te lo agradezcan.
En el día a día, es como nos hacemos verdaderos héroes, las historias que me ha contado mi hermana que es maestra, ha ayudado a muchos de sus alumnos, como un consejo hace la diferencia.
Cuando atendía a mis pacientes, me pasaron cosas similares, recuerdo el caso de varios de ellos, como aquella señorita que tenía un padecimiento difícil de tratar, todo el tratamiento fué escéptica, cuando la concluí, no dejaba de agradecerme el cambio que hice en su vida, o percibir depresión en alguna de mis pacientes adolescentes, que nosotros los papás creemos que no es nada.
Aunque sentí la misma satisfacción el miércoles que fuimos al museo y en el estacionamiento estaba un señor de la tercera edad tratando de pagar el boleto y no le entendía a la maquinita, le ayudé a meter el boleto, tomé de su mano el dinero y le pagarlo. Fui bien feliz de haberlo ayudado, sobre todo enfrente de mi hijo pequeño que no entendía como alguien no podía hacer algo tan sencillo, si él puede usar la computadora, el DS, la Tele y todo en el mismo momento.
Cuando atendía a mis pacientes, me pasaron cosas similares, recuerdo el caso de varios de ellos, como aquella señorita que tenía un padecimiento difícil de tratar, todo el tratamiento fué escéptica, cuando la concluí, no dejaba de agradecerme el cambio que hice en su vida, o percibir depresión en alguna de mis pacientes adolescentes, que nosotros los papás creemos que no es nada.
Aunque sentí la misma satisfacción el miércoles que fuimos al museo y en el estacionamiento estaba un señor de la tercera edad tratando de pagar el boleto y no le entendía a la maquinita, le ayudé a meter el boleto, tomé de su mano el dinero y le pagarlo. Fui bien feliz de haberlo ayudado, sobre todo enfrente de mi hijo pequeño que no entendía como alguien no podía hacer algo tan sencillo, si él puede usar la computadora, el DS, la Tele y todo en el mismo momento.
Yo me sentí como Batman, ¿Como te sientes tú cuando ayudas a alguien?
