20.10.12

SABIA QUE VOLVERIAS POR MI

Se escuchaban las detonaciones de un lado a otro, Luis se encontraba junto con su mejor amigo en Irak,  juntos avanzaban en el camino, pero esa ocasión a Adán le tocó un grupo que se alejó para reconocer el territorio.

De pronto, el sonido ensordecedor de una bomba los hizo retirarse, Luis, al escuchar el lugar de la detonación, le pidió al teniente permiso para buscar a su amigo, “Se que la bomba cayó donde se encontraba el grupo de Adán“. El teniente lo conminó a no hacer tal acción, el enemigo se había acercado y sería peligroso atravesar el campo de batalla, 

“Es una orden soldado“

Pero Luis no podía permanecer sin actuar, debía ayudar a su amigo, así que tomó su rifle y se encaminó en busca de Adán.

De repente, entre el humo, la tierra y el sonido de las balas, aparece Luis cargando un cuerpo inerte, el teniente y el resto de los compañeros, corren a alcanzarlo y ayudarlo con la persona que traía en hombres, al recostarlo en el suelo, reconocen a Adán, había perdido la vida ya, el teniente reprende a Luis; “No le dije soldado, que debía permanecer con nuestro grupo, yo sabía que a estos hombres ya los había alcanzado el enemigo, arriesgó su vida, nosotros lo necesitamos vivo“ 

El soldado, con la cara cubierta en lágrimas, responde que tenía que ir por su amigo, cuando llegó con él, todavía tenia vida, sus ojos se alegraron al verme y me dijo -“Sabía que vendrías por mí“

La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.

16.10.12

VAMOS A COMER

Escuché una historia que me gustaría compartirla:
En una banca del parque, estaba un indigente llamado Juan, pasaba sus días viendo a la gente pasar, perdió todo en la vida, así que no tenía razón alguna para seguir viviendo.

Tirado en la banca, vió que se acercaba una mujer impecablemente vestida, acostado a lo largo de la banca, la veía de reojo, ella le pregunta: “¿Tienes hambre?“ a lo que Juan contestó con cinismo, “Claro que no, vengo de comer con Obama“

La mujer sonrió y lo invitó a comer a un restaurant que estaba al cruzar de la calle, pero Juan, incrédulo, respondió que en ese lugar no comería. La mujer no cejaba en su insistencia, pero el hombre dignamente se negaba, así que lo tomó del brazo empujándolo a levantarse. Juan empieza a manotear y a jalonearse con la dama.

Se dá cuenta un policía que pasaba y le pregunta a la mujer, “¿Señora, la está molestando Juan? y Juan respode indignado:- “¿¥o? Ella me está obligando a acompañarla“ y ella contesta que el indigente dice la verdad, lo estoy invitando a comer, ¿Me ayuda a levantarlo? El policía le dice a Juan que de todos modos ya es tiempo de que se levante de la banca como todos los días, -“Juan, acompaña a la Señora“

De mala gana entran al restaurante, el dueño se acerca y les dice que ese honre no puede estar dentro de su negocio, porque no era bueno para la clientela, pero estaba solo, así que la mujer insiste en que le traigan un desayuno, el señor enojado le contesta que de ninguna manera, así que la mujer se le acerca y le dice “Todos los de ese banco mantienen su negocio, ¿Vienen a hacer sus juntas aquí verdad? pues yo soy la dueña del banco, así que si quieres que sigan viniendo, dale de comer. Inmediatamente corre a la cocina y regresa con un suculento desayuno, un café para ella y uno para llevar para el policía que se encontraba en servicio.

Juan ya desconcertado le pregunta que porque hace eso, ella le dice que le gustaría contarle una historia, cuando ella llegó a Estados unidos, no encontraba trabajo, la corrieron de su pensión y muerta de hambre se encamino a ese restaurant, un mesero que trabajaba aquí se apiadó de mi, me invitó el sandwich mas delicioso que he visto en mi vida, vi cuando él metió el dinero de mi comida en la caja, me dijo que la casa invitaba. ¿No me reconoces Juan? Yo soy esa mujer, y tu el mesero. No daba crédito a lo que oian sus oídos, pero claro que recordó a esa linda mujer.  Salí de aquí, empecé a trabajar ahi enfrente y ahora soy dueña del banco.

-“Como agradecimiento, quiero que vayas a comprarte ropa, aquí tienes dinero,  te bañas y te arreglas, vas a preguntar por el director, él te encontrará un lugar para vivir y un empleo en mi banco“

El policía atónito felicitó a la señora por el milagro que acababa de hacer, le dice que actitudes como esas hacen de que en este mundo, valga la pena vivir.