Mi jardín esta llegando al punto de un bosque, Clementina, nuestra pomeriana miniatura brincaba como conejo para poder caminar entre el pasto.
El jardinero que usualmente cortaba el jardín, dejó de venir a hacerlo, solo lo veía pasar, creí que porque dejó de tratar con mi ex, ya no venía, supuse un sinfín de cosas.
Ayer, lo encontré de paso por la calle de mi casa, le reclamé airadamente su abandono, el señor solo sonrió y dijo: “Si quiere voy para allá“, la emoción puso una sonrisa en mi cara.
Lo acompañé al jardín y le pregunté como había estado todo este tiempo, empezó a hablarme de su recuperación al alcohol, había entrado a un grupo de auto ayuda, se apadrinó, empezó a combatir su manera de beber...un día a la vez.
Me dió una lección de recuperación y lucha por una vida mejor, colabora con su grupo, hace servicio en otros grupos para ayudar a los jóvenes a no caer en vicios que acaben con su vida.
Es un ejemplo viviente de que no importa tu condición, si quieres, puedes ayudarte y ayudar a tu familia, mostrando que si se quiere ...se puede.
Estos momentos, me hacen tener fe...y ver que sigo como él, tratando de tener una vida mejor.