5.8.14

EL PODER DE LAS PALABRAS


Ayer me contaron esta historia muy cierta, me encantaría compartirla con ustedes.

Azotó un terrible tornado en un pueblo, la única entrada era a través de un puente de madera que, desafortunadamente, se lo llevó la corriente del río.

El auxilio era imposible que llegara, así que, la gente del pueblo, desesperada, decidieron que la única manera de salvarse era mediante una cuerda que atravesara el rio. Pero, ¿Como llegarían al otro lado?

Tuvieron una reunión, convocaron a los mejores nadadores que tuvieran mejor condición, tendrían que cruzar nadando, amarrar la cuerda a un árbol al otro lado del rio y de ahí, tomarse todos de ella para salir de la isla a recibir ayuda.

Se decidió que fueran tres jóvenes, quienes iniciaron tan difícil tarea, al mismo tiempo, se lanzaron al agua haciendo su mejor esfuerzo. A mitad del camino, con tristeza, vieron como empezaban a cansarse, los nadadores salían y volvían a hundirse, la gente empezó a gritarles, ¡No podrán! Pobres hombres, ¿Como se nos ocurrió tan suicida tarea?

Los gritos de la gente llegó hasta sus oídos, con ojos desorbitados el primer nadador se asustó y volteó, ¡No podrás! -Gritaba la gente desesperada, y él, dejó de luchar y se ahogó.

El segundo al ver sucumbir a su antecesor, volteó desesperado, los gritos del pueblo llegaban hasta él, ¡No podrás! mejor deja de intentarlo, gritaban todos. Asustado, el agua llegó a sus pulmones y pereció.

El tercer nadador, empezó a bracear con más fuerza, volteaba y veía a toda la gente moviéndose y gritando, bajaba la cabeza, nadaba con fuerza, sacando la poca energía que le quedaba en el cuerpo, sentía que desfallecía cuando de repente tocó el piso, arrastrándose ató la cuerda al árbol haciendo una seña que ya podían cruzar.

Al final de todo, le preguntaron, ¿Como pudiste llegar? ¡Los que iban frente a tí no pudieron! a lo que contestó lleno de gusto. -Cuando estaba desfalleciendo, como no escucho bien, solo los veía que gritaban y me hacían esos movimientos con las manos, imaginé que me decían ¡Tu puedes! ¡Vas a lograrlo! ¡Un poco más y  llegarás! Así que, no podía defraudarlos.

Es increíble el poder de las palabras, el aliento, logra que alguien común, pueda llegar a ser un héroe.