Durante mi niñez siempre vi a mi madre leyendo, tomando clases, siempre pensando en ayudar en el gasto del hogar, mi hermana mayor, siempre traía un libro con ella, estaba inscrita en el círculo de lectores, desde antes de cumplir 20 años, los libros estaban siempre a mi alrededor.
Aprender es tan importante como alimentarse, la lectura debe ser algo cotidiano, mi hijo de 12 años, lee diariamente una hora antes de dormir, sin que se le tenga que recordar, aprendió de sus hermanos.
Creo que estudiar, te hace compasivo, educarte, es lo contrario al odio, porque cuando entiendes de que se trata o entiendes a las personas, es dificil guardar resentimientos, porque aprendes a saber de que están hablando y puedes ponerte en su lugar.
Sin embargo, hay muchas personas que usan el ego que te da la ignorancia para no crecer, estancarte en una posición o un mismo lugar, justificando sus actitudes con falta de interés. Obviamente, los resentimientos hacia las personas que van creciendo a su lado les llenan sus corazones.
Recuerdo a Laura, quien al igual que el resto de mis hermanas, les encanta leer, me compartió, con admiración sobre su compañera de lectura, una dama de 80 años que le platicaba con mucha felicidad que había iniciado sus clases de guitarra.
La mayor herencia que le podemos dejar a nuestros hijos, es el ejemplo de ver como te educas, como sigues aprendiendo no importa la edad o el tiempo que requiera.