Llegó Amelia apresurada a la fiesta de Luisa, siempre pensó que era una cursi, ridícula, había preparado un regalo, trató de dejarlo antes de que todas la vieran.
Al llegar, Luisa le abrió la puerta, sonriente como siempre, “Hola Ameli, que gusto que hayas venido“, tomó el regalo y le dijo: -¿Puedo abrirlo?
Todas las amigas de la fiesta se levantaron a ver lo que venía en el regalo, Luisa lo empezó a abrir con cuidado, pero la caja se rompió, un montón de basura se regó por todo el piso, Amelia solía hacerle ese tipo de bromas, ella se agachó y recogió los papeles y botes vacíos y le dijo, espérame, yo también te preparé un regalo.
Tomó un canasto lleno de flores, frente a todas sus amigas solo le dijo: “Cada quién da de lo que está lleno su corazón“