Mi hermana me contó una moraleja, me pareció bastante interesante:
Este padre solía salir de viaje, así que se ausentaba de la casa frecuentemente, su hija Clara siempre lo despedía con tristeza y lo recibía con alegría.
De cada viaje le traía un regalo, el cual recibía y volvía a brazos de su padre, pues la distancia y sus ausencias la hacían extrañarlo enormemente.
Después de un viaje largo, papá llegó, Clara corrió hacia él llena de alegría, le entregó una hermosa muñeca, de lindos ojos azules, pelo sedoso café claro, su entusiasmo se quedó atrapado en tan hermoso regalo, la nostalgia de no ver a papá se compensó al abrazar su muñeca.
Al siguiente día que saldría de viaje, Clara no se levantó a despedirlo como solía, así que se fue, después de unos días, papá regresó, el abrazo y el beso también se ausentaron, la muñeca ocupaba toda la atención de Clara.
Fue a buscarla a su habitación, ensimismada en su regalo ni siquiera volteó a verlo, papá se acercó a Clara, quien volteó solo a verlo y le preguntó: ¿Donde está el amor que me tenías? ella solo sonrió y dijo, se lo doy a mi muñeca.
Papá con el corazón estrujado le dijo: “Recuerda que fui yo quien te dió la muñeca y así mismo te la puedo quitar“
Las demás cosas van y vienen, pero papá solo estará ahí una vez...