Estabamos haciendo fila para ver una película, habíamos muchas personas, delante de nosotros estaba una pareja ya grande, un poco mayor que su servidora, discutiendo todo el tiempo, el señor le decía que queria ver tal película y ella contestaba que esa no, -Pero es la que te dije que quería ver- le decía el marido, ella con cara de puchero, -¡No! yo no quiero, no soporto a ese artista.
“Mientras haces fila, déjame comprar palomitas“ dice la señora, él con desagrado, -Yo no quiero, prefiero nachos. “¡Ay mi amor! Sabes que me encantan las palomas“ repitió ella, el señor con desgano le contesta que las compre si quiere, él no las va a probar, así que la señora con cara de tristeza regresa a la fila.
¿En que momento se decide dejar de ser condescendiente y amable? ¿En que momento, en el matrimonio y porqué se empieza a competir quién ganará en hacer sentir mal a la otra persona?
Mi hijo mayor me comentaba que cuando era novio de esa chica linda de la prepa, todo el tiempo era demostrar quien ganaba, él le decía, -¿Porqué no solo somos naturales? Si sabes que te amo, ¿Para que esos juegos de aparentar y decir no, llevar la contra?
No. pues si vas empezando ya con esos juegos, le dije, ¿Que te espera a los 25 años de casados?
¿Que les quedó en su corazón cuando van a la cama a dormir? Ni gozaron la película, ni comieron las palomas, ni se tomaron de la mano, utilizaron la mente para encontrar con qué disgustarse, se enojaron, ¡Ufff! Que flojera.
Patricio, mi pequeño y yo, compramos palomas, nachos, un refresquito, un chocolate para el final, nos reímos mientras hacíamos la fila, gritamos y nos reímos en la película, salimos contentos.
Ojalá que mis hijos encuentren novias que serán sus esposas, que solo quieran disfrutar la vida, en lugar de competir en quien le amarga mas la vida al otro. ¡Ah! de pasada alguien así para mí por favor.
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